Continuara
En un tiempo donde la esperanza había desaparecido, la
alegría comenzaba a extinguirse y el amor era un milagro que la gente lo
anhelaba día a día, nació la luz que iluminaria a la raza humana y la ayudaría
a levantarse para comenzar el cambio que tanto estaban deseando. Pero antes de
hablar del final de la historia empecemos con el declive de este mundo.
En el año 2010 la presidente de los Estados Unidos Christine
Margot había perdido a su hijo en una batalla contra el cáncer, entrando a un
mundo de desolación y desesperanza que la llevaría a crear un virus que
destruiría nuestra raza.
Todo comenzó en el funeral de Andrew (hijo de Christin), cuando
el biólogo experto en armas bioquímicas Philip Kenner se le acercó y le
dijo.-Presidenta si quiere que nunca más muera un niño por una enfermedad,
llámeme a esté número y no se arrepentirá. Diez palabras que retumbaron en la
mente de la presidenta en todo el funeral político, un tiempo eterno que para
ella se transformó en el proceso de una obsesión.
Philp lo había logrado, la presidenta sabía quién era y por
fin alguien iba a reconocer su legado y comenzar el cambio hacia una humanidad
utópica donde las enfermedades sean un sueño.
Eran las 5 de la mañana y ella no podía dormirse, la voz del
científico estuvo resonando en su cabeza desde el momento que el hablo, una
esperanza para su tristeza, un opción de felicidad hacia su dolor pero sobre
todo un calmante ante su desesperanza. Conto las horas para poder llamarlo y
suspiro para que todo sea algo real no otra esperanza escondida la locura
humana.
Philip se había quedado dormido en la computadora, cuando
una llamada lo despertó, el numero era desconocido- su paranoia lo alerto, sin
imaginarse quien le esperaba al otro lado de la línea. Era la presidenta
queriendo ir a visitar su laboratorio ese mismo día, para saber más de la
promesa que le había hecho. Sin pensarlo concertó una cita, nervioso por el
comienzo de la nueva etapa de su vida.
Sabía Que tenía que enseñarle en un hora, su hipótesis que cambiaría
el sentido de la vida como se conocía hasta ese momento.
Christiene llego a la hora pactada y se sorprendió el lugar
que el laboratorio representaba, un edificio gótico sin luz, un lugar oscuro.
Lo que más le sorprendió fue los artículos de mitología y de religión que
indicaban que para llegar a la utopía había que deshacernos de los débiles. No
quiso llegar a conclusiones erradas y paso por alto las señales del error que
estaba por cometer.
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